martes, 23 de junio de 2015

Tropeles

¿Lucha estudiantil, revolución o falta de conciencia?

Si hay algo que ha caracterizado las universidades públicas en Colombia ha sido su alto grado de combatividad, lo que ha permitido generar un imaginario positivo de resistencia entre los sectores populares. Parte de esta combatividad no sólo se ha visto materializada en que varios de los líderes revolucionarios han provenido de estos encierros, sino también por el constante ritual de confrontación con la policía conocida como el tropel. Quizás lo primero que uno espera al entrar a la universidad, más que su primera clase, es su primer tropel. Y esta marca de resistencia y rebeldía se ha mantenido desde que se lanzó la primera piedra hasta que se pintó la última pared.


¿Pero que sucede después de estos acontecimientos?, la pregunta es ¿traen algo positivo estos disturbios para la formación de futuros profesionales?Los pasados días en las instalaciones de nuestra universidad, cerca de las 11am hacen presencia unos de los grupos revolucionarios reconocido como el movimiento estudiantil o como lo conocen más de uno por ahí los famosos “Capuchos”, quien en conmemoración del día del estudiante caído o día del estudiante revolucionario dan inicio a unas horas de  turbulentos disturbios; Cada 8 y 9 de junio se conmemora en Colombia el Día del Estudiante Caído. Una conmemoración que siempre se enmarca en protestas estudiantiles, asambleas en las universidades y actos culturales en honor a los jóvenes muertos que ha dejado una lucha que jamás dejará de ser justa y necesaria en una sociedad que moviliza recursos para la guerra y recorta el presupuesto para la educación. Disturbios que no tienen nada que ver con el conocimiento, el aprendizaje o las aulas de clase.


Pero quizás lo más entristecedor es el retorcido sendero de destrucción forrados de imágenes de guerra, vidrios destrozados, como escombros de un bombardeo, piedras que debieron ser parte del pavimento por donde un momento antes avanzaban los compañeros de clase, sillas destrozadas, todas tiradas por ahí, convertidas en un conjunto de metales retorcidos y sucios, y los más preocupante sangre, de compañeros que nada tenían que ver con el tropel, sangre de miembros de la policía, o sangre de los desafortunados manifestantes que no alcanzaron a huir de sus propias descargas.

Como estudiante manifiesto rotundamente mi rechazo contra la violencia de las armas y enaltezco el derecho de pensar, ser y sentir diferente, como se puede pensar que el daño a la sociedad como sucede en estos hechos puede ser positiva para una sociedad desarrollada con profesionales formados en valores, como después de su “lucha estudiantil” vuelve a salir el sol y se vuelven a abrir los salones y la vida al parecer continua y ¿el resto de las cosas? Uno no puede quebrar un vidrio, ofender o golpear a alguien y luego a la mañana siguiente, pretender que no ha pasado nada, cuando lo importante nuestra formación como futuros profesionales está quedando a un lado evidenciándose notoriamente ya que hoy en día muchos salen de la universidad sabiendo nada de nada, entonces cual es la revolución? Si los estudiantes no saben de conciencia, eso no es revolución ni comportamiento de un ser inteligente, que hable de paz, de amor, de honestidad, esos actos son de locos, desadaptados, de violentos eso es lo que se aprende hoy en día pues hacer lo malo es fácil y hacer lo bueno es difícil. La verdadera lucha es la revolución de la conciencia, la revolución no es política, ni social, ni económica, la revolución es hablar del amor universal, la integración con el todo para una mejor sociedad.






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