martes, 23 de junio de 2015

Decreto 1278

DECRETO 1278: FLEXIBILIZACIÓN LABORAL Y CONTROL POLÍTICO E IDEOLÓGICO DE LOS NUEVOS MAESTROS Y MAESTRAS


Bien sabemos que la reforma educativa ha tenido como enfoque la privatización de la educación en cuanto a la financiación y a los contenidos, por un lado el concepto de servicio y no de derecho fundamental pone al Estado en un papel de prestador o mediador y no como responsable de garantizar una educación de calidad, donde conceptos como calidad se minimizan a la cobertura y la estandarización de procesos, donde los contenidos deben estar en función de las necesidades de la globalización y no de la necesidad de entrar a resolver los problemas de nuestra nación y de nuestro pueblo.
Hay que ver como los procesos de evaluación y certificación están llevando a las instituciones a centrarse en conseguir unos indicadores de gestión, con base al control y registro de los procesos, pero no con la generación de un Movimiento Pedagógico que realmente transforme las prácticas educativas; el trasfondo de la certificación es buscar que las Instituciones Educativas consigan proyectos y recursos con otras entidades, supeditando los presupuestos a la “gestión” y no a las necesidades reales, negando la gratuidad de la educación, focalizando la responsabilidad del Estado entre los más pobres de los pobres con su sistema de subsidios, que ha llevado a convertir a sectores de la población en mendigos.
Con la entrada de más de 80.000 docentes en los cuatro concursos del 2005 al 2008 se puso en vigor el decreto 1278 del 2002 y es a partir de este  momento que el Estado ha venido generando una serie de reglamentaciones complementarias donde hay muchas ambigüedades, falta de claridad y una serie de aspectos relacionados con nuestra contratación y escalafón sin  definir.  Además de manera irregular se define reglamentación en guías metodológicas o directivas ministeriales por encima de la norma mayor.
Al imponerse el Decreto 1278 de 2002 se cambió la forma de vinculación de los y las docentes pasando de ser empleados oficiales de régimen especial a docentes al servicio del Estado. Este trajo consigo la desprofesionalización de la carrera docente, la flexibilización laboral y dificultad para ascender en el escalafón, además está concebido para dividir al magisterio, ya que este no sólo cambia las condiciones de contratación sino que condiciona al maestro en lo pedagógico, lo político y lo ideológico.
Las primeras consecuencias de la aplicación del decreto 1278 la sintieron los y las docentes en provisionalidad que venían prestando su servicio al Estado contratados bajo el decreto 2277 de 1979, pues sus contratos fueron suspendidos y perdieron el grado de escalafón que habían logrado;  los que reingresaron por concurso iniciaron su carrera nuevamente bajo un nuevo escalafón que desmejoró  sustancialmente su salario.  Los que contrataron nuevamente por provisionalidad,  quedaron relegados, ya que el nuevo escalafón los excluye.


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